TRANSPARENCIA: ¿Una Ley traslúcida?
En estos días se está tramitando una ley de transparencia, que, aunque parezca mentira, no existe en nuestro país, a diferencia de los países de nuestra órbita lo que nos deja más cerca de Marruecos, Mali, Argelia, Cuba o Venezuela… Para mayor información, recomiendo encarecidamente el informe que ha hecho mi compañera Pilar Berral a cuento de la firma del Pacto por la Transparencia al que el Círculo de Economía se acaba de adherir (ver www.circulodeeconomia.es y, para el que quiera sacar nota, tiene el proyecto de Ley completo colgado en www.leydetransparencia.gob.es).
En el informe anteriormente mencionado, se dice, entre otras cosas, que dicho proyecto adolece de severas carencias en materia de transparencia y que no se debería aprobar en esos términos. Bien, nada extraño, uno ya se ha acostumbrado a ver como se paren leyes claramente deficientes. Sin embargo esto es grave, pues como decía D. Antonio Garrigues en la comida que tuvimos recientemente con él, la información al ciudadano es un derecho fundamental, no un capricho ni simple curiosidad, y mejora la eficacia de la gestión pública, al estar la actuación de los funcionarios expuesta a la vista de la ciudadanía.
Pues bien, andaba yo leyendo esto y aquello sobre el asunto que nos ocupa cuando de repente me llevé un susto tremendo: ¡el PP y el PSOE son los únicos partidos del Parlamento que apoyan el susodicho proyecto! Bueno, hay algunos flequillos que retocar, según el PSOE. Cuidado, eso sí que es novedad. ¿Qué están de acuerdo el PP y el PSOE en algo? ¡Aquí hay gato encerrado!
Sólo encuentro una razón por la cual, actualmente, los dos principales partidos políticos del país se pongan de acuerdo en algo: mantener el status quo, los privilegios y al final… la impunidad. ¿Por qué si no, por ejemplo, se oponen a un cambio a la ley electoral que favorece el bipartidismo? Ahora tú, ahora yo. La realidad se impondrá a los políticos: las encuestas electorales muestran que la crisis mató el bipartidismo.
Pero volvamos a la transparencia. Retomo al informe de Pilar Berral y leo que, en el proyecto de Ley de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno (¡bonito nombre!), entre otras cosas:
– Deja fuera entes como la Casa Real, el Congreso, el CGPJ (estos en algunos ámbitos), los partidos políticos, los sindicatos, la iglesia…
– No permite acceso a informaciones previas relevantes a la toma de decisiones
– El derecho a la información puede estar supeditado a otros derechos, como el de intimidad.
– El silencio administrativo es negativo: ante una petición de información, el retraso en contestar significará que no hay respuesta.
– El órgano supervisor del cumplimiento de la Ley estará dentro del Ministerio de Hacienda: ¡hurra! No se dirá que allí no tienen información, y de la buena.
Pues bien, (entre)visto lo visto, digamos que esa futura ley, en sus actuales términos, está más cerca de la neblina londinense que del sol mediterráneo y que, una vez más, PP y PSOE intentan vendernos a la sufrida –y poco leída- mayoría de ciudadanos que ellos son gente honesta y que lo van a demostrar. Lo siento, esta vez no cuela, porque ¡esa ley de transparencia es traslúcida!