¡No asusten al personal!

(Artículo publicado en La Verdad el 16/2/2016)

Estoy preocupado con la actitud que se está tomando desde algunos partidos políticos, personas y organizaciones argumentando que la economía se está resintiendo por la incertidumbre en la formación de un gobierno en España. Puedo pensar que nuestra bisoñez democrática tiene parte de la culpa, pues estamos preocupándonos más de la cuenta sobre un hecho ya superado en la democracias más avanzadas: en un parlamento fragmentado, es necesario el debate y la búsqueda de acuerdos para llegar a la formación de un gobierno. No hay porqué alarmarse. Además, hemos tenido gobiernos de uno y otro lado con mayoría absoluta con legislaturas, por decir algo, manifiestamente mejorables, por lo que el hecho de que vaya a haber un gobierno donde se tenga que debatir y pactar para sacar adelante las medidas no debería ser, por inédito, tan preocupante.

Sin embargo, mi preocupación viene más por uso interesado de este hecho como herramienta política. Si solo llegara hasta ahí, de acuerdo, estamos acostumbrados a ver a nuestros políticos a hacer casi de todo para llegar al sillón, el problema reside en que este tipo de declaraciones alarmistas está afectando las decisiones de consumo o inversión de los diversos agentes económicos. Crear miedo en un momento de reactivación de la economía no es responsable. A pesar de que los indicadores económicos -los fundamentales-, uno tras otro, nos transmiten el mensaje de que la economía está mejorando -otro asunto es cómo está siendo el reparto de esta mejora- desde varios lugares insisten en que esta «situación» perjudica la senda del crecimiento (lugar común odioso). Lo encuentro pernicioso tanto desde un punto de vista ético, si es debido a argumentos espurios, como práctico, pues la situación es la que es y hablar mal de ella no ayuda a mejorarla.

A fin de cuentas -no se me escandalice nadie-, desde mi punto de vista, los escenarios pueden ser cuatro:

1- Repetir las elecciones. No es lo ideal , pero hay un gobierno en funciones, no estamos desgobernados. Si nadie consigue apoyos suficientes para gobernar, habrá que ir de nuevo a las urnas. Son las reglas de la democracia.

2- El PP o el PSOE consiguen hacer un gobierno con Ciudadanos con el apoyo explícito o implícito del rival. Parece que esta opción -poco probable- es la que más tranquilizaría a los inversores nacionales e internacionales, pues representa la continuidad y la estabilidad de unos partidos que van a acatar las reglas actuales del juego. Pero, ¿quién nos garantiza a nosotros (conociendo a los actores del pacto) que ese escenario va a funcionar? ¿Puede que de aquí a pocos meses acaben a la gresca y tengamos, sí, un gobierno de continuidad, pero sin apoyo parlamentario suficiente? Llegado ese momento, volveríamos al punto número 1.

3- El PSOE junto con Podemos y alguien más crea un gobierno «de progreso» (lo contrario tendría delito, ¿no?). A priori suena una opción un tanto neumática y artificiosa, pero me gustaría hacer dos consideraciones al respecto: el PSOE es un partido centenario, que ya ha gobernado el país, con aciertos y errores, que no es sospechoso de ir a romper la baraja en un juego cuyas reglas las dicta Bruselas. Un enfoque más social, por otra parte, no le vendría mal a la sociedad española, presa de una desigualdad inédita en la historia de la última democracia. ¿Y Podemos? Por sus últimas acciones parecen bien interesados en posicionarse en el gobierno, no creo que para dinamitar el sistema, precisamente, sino para obtener una cuota de poder que si excede lo que, razonablemente, marca el designio europeo (remember Syriza), o provoca cismas nacionalistas, va a acabar en una pelea de gallos con el PSOE que probablemente nos llevará de nuevo… al punto 1.

4- Ninguna de las tres anteriores.

Por tanto, estimados políticos ventajistas, banqueros interesados, periodistas amarillos, asociaciones apocalípticas y otros entes tóxicos, no alarmen a la población, a los inversores, al resto de países, déjenlos y déjennos laborar mientras se resuelve un proceso político que está dentro de la más absoluta normalidad y que desembocará en un escenario cualquiera en el que los ciudadanos -sea quien el sea el gobierno que resulte- seguiremos luchando día a día, para que todo sea, pasito a pasito, un poco mejor.

publicacion la verdad febrero 2016

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